26.11.09

Navidad en Central Park







La navidad se acercaba y como toda época festiva del año suele ser problemática o solitaria, pero para mi fue una de las mejores épocas de mi vida, antes de que mi familia creciera. En esos momentos pensé que tal vez sería así, pero no, no estábamos listos y no era el momento indicado como lo comprobé tiempo después.
Desde que nos habíamos casado con Paul, las fiestas navideñas las habíamos pasado en nuestra casa de Florida disfrutando del tan llamado tiempo de “recién casados”, pero ya era tiempo de reintegrarse al mundo familiar y por ello habíamos decidido ir a pasar la Navidad con los papas de Paul a Nueva York. Presentarse a su casa sin ningún regalo navideño no era la mejor manera de comenzar el año con la familia, y viéndolo desde otro punto de vista a mi me encantaría recibir regalos si fuera a mi a quien tuvieran que visitar.

Los regalos los habíamos ido a comprar entre los dos unos días antes de partir. Como todo centro de compras se encontraba abarrotado de gente y creo que estaba todo bastante calmado, considerando al existente líder de navidad como lo es Papa Noel y sus regalos para los niños buenos. Mientras buscábamos el regalo faltante para mi suegra, nos cruzamos con una tienda de ropa de bebé a la cual los dos nos quedamos viendo. En ese momento no le dimos importancia a este hecho, pero más tarde cuando volvíamos a casa surgió como un tema casual en el auto.
_Paul, creo que esto es algo de lo que no hemos hablado mucho ya que queríamos disfrutar de varios años de casados juntos antes de tomar en cuenta la opción de tener un bebé_.

_Sí, lo se Melanie; y también se el porque te pusiste a pensar en el tema. La verdad es que sí me encantaría tener un hijo de mi propia sangre con la mujer que más amo en el mundo, pero no me siento todavía lo suficientemente preparado para contar con tamaña necesidad, amor_.
_Paul, créeme que te entiendo; pero es que hoy cuando vi toda esa ropita de bebé surgió en mi la necesidad de tener el mió propio, pero creo que tienes razón y quizás debamos esperar un poco de tiempo más_.

Bueno, en cuanto al tema de tener nuestro propio hijo eso fue todo lo que hablamos hasta que llegamos a la casa de mis suegros. Creo que nos olvidamos de un pequeño detalle en estas circunstancias, ellos también son familia y comprendo que querrían tener nietos pronto.

(Cena de Noche Buena)
_Esta deliciosa la comida, Gloria. Realmente todo exquisito_ le dije después de degustar una fabulosa cena de noche buena.
_Muchas gracias querida, no es nada en realidad. Pero bueno cuéntenos de ustedes, como anda todo, el trabajo, tus papis, bueno todo_ me dijo Gloria.
_Todo muy bien gracias. ¿Y ustedes como han andado?_ le pregunte.
_Bien, gracias. Paul veo que no has dicho mucho hijo_ le pregunto Gloria.
_Madre querida, todo está más que bien. Sólo estaba terminando de disfrutar de la maravillosa cena que tuvimos_ le dijo sonriente Paul.
_Hijo, aún no nos han dicho cuando piensan darnos un nieto. No quiero llegar a abuelo como un viejo que no puede disfrutar a pleno de su nieto o llevarlo a hacer todas las cosas que hacía contigo_ dijo de repente George, el padre de Paul. La pregunta de verdad había sorprendido a todos, ya que no la veíamos venir de ningún lado.
_George, creo que habíamos quedado en no preguntarle a los chicos nada por el momento. Pero ya que surgió el tema nos encantaría escuchar una respuesta_ dijo Gloria, mirándonos seriamente.
_Mmm, ma escucha no es algo que con Mel hayamos hablado mucho o que tengamos en nuestros planes por el momento. Pero no creo que tardemos mucho así que padre puedes estar tranquilo_ le dijo un muy confiado Paul.
_Bueno, ¿que les parece si tomamos un café?_ pregunte para tratar de romper la incomoda atmósfera.
La cena paso sin más percances de ninguna forma y pasadas las dos de la madrugada nos fuimos todos a dormir.

La navidad llego esplendorosa, como una dama blanca que llega para cubrir su reinado de polvo mágico blanco y darle a la ciudad un dejo de un hermoso sueño. El clima festivo había puesto a todos alegres, a todos menos a mí. Al parecer la cena me había caído mal o eso es lo que yo creía. Más aya de toda sospecha yo tenía una seria duda, pero es que no podía ser, realmente era imposible pero necesitaba salir de dudas. Por suerte en el bolso de una mujer uno puede encontrar de todo, y rogaba no haberlo dejado en casa. No, la suerte no me había dejado completamente de lado cuando por fin encontré la cajita tan buscada. La tomé en mis manos y corrí hacia el baño a encerrarme hasta saber el resultado. Los segundos pasaron, luego los minutos hasta que las horas comenzaron a avanzar. Yo con mi nerviosismo me había olvidado de Paul mi marido, hasta que este toco la puerta del baño preocupado y preguntándome si me encontraba bien.

_Amor, Mel…¿estás bien?_ me preguntó tras la puerta.
_Sí, Paul solo parece que comí demás anoche y ahora me encuentro con un poco de indigestión, sólo es eso. Dame unos momentos y ya voy a ir con vos y tus papis, amor_ le dije controlando el tono de voz lo máximo posible.
_Esta bien, pero si te tardas demasiado te vendré a buscar_ me dijo para luego escuchar sus pasos alejarse de la puerta.
El alivio que sentí al oírlo marchar fue inmenso, pero yo todavía tenía un problema más grave entre manos. Espero unos minutos más y agarre la prueba de embarazo de entre mis manos, no quería saber ni ver el resultado pero no quedaba otra salida. Pum, pum, pum sentía a mi corazón latir, fuerzas me dije. A la cuenta de tres…1…2…3. El resultado es Negativo. Ay que alivio, pero por dentro yo ya me había hecho con la esperanza de tener un bebé, mi bebé. Por algo las cosas son y Paul tiene razón, no es el momento y todavía no estamos preparados para algo tan grande. Por algo las cosas son y estoy segura que voy a ser mamá, tal vez no ahora pero dentro de poco lo seré y seremos los mejores padres del mundo.

Más tranquila con todo, salí del baño para reunirme con mi familia. Y si, ésta fue una de las mejores navidades que tuve en mi vida, en sí porque comprendí que el tiempo es el mejor maestro de la vida.


 

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